Cuando llega la primavera con los cambios que en ella se producen (la luz del sol más intensa, aumento de la temperatura, los días más largos…) cuando toda la naturaleza parece rebosar de vitalidad, algunas personas sienten cierto agotamiento, irritabilidad, somnolencia, apatía, síntomas propios de la astenia primaveral, que van desapareciendo a medida que nuestro organismo se adapta a las nuevas circunstancias estacionales y ambientales.
La astenia es un estado dónde podemos llegar a
sentirnos tristes sin motivos aparentes, con cierto abatimiento y ansiedad, con
cambios de humor, dificultad para concentrarnos y sensación de hacer un
esfuerzo enorme para llevar a cabo actividades que normalmente no lo requieren.
Es causada por una disminución de betaendorfinas en el organismo, sustancias
que regulan el sistema de bienestar-malestar y que al alterarse produce una
sensación de decaimiento y agotamiento. Podemos decir que existen dos tipos de
astenia: de origen físico (cansancio y agotamiento corporal) y de origen
nervioso que se caracteriza por el cansancio a la hora de realizar alguna
actividad mental.
Estos son síntomas de los cambios que
experimenta nuestro cuerpo entre estaciones, y que reacciona así cuando ve que
empieza una nueva fase a la que ha de adaptarse; muchas de las personas lo
sufren y como hemos comentado
anteriormente remite cuando el organismo se ha acoplado a la nueva estación.
Durante estos días la tentación de tumbarse en
el sofá y de dejarse llevar por la inactividad es bastante frecuente.
Lo idóneo para aplacar estos síntomas es intentar
salir adelante modificando el estilo de vida que solemos llevar y alternar más
vida profesional con vida personal, es decir combinar el trabajo, con más
descanso y diversión.
En resumen podemos definir la astenia como una
debilidad física y de cansancio que experimentamos las personas y que puede
mantenerse durante meses. Puede ser síntoma de enfermedades orgánicas o
psicológicas, y puede estar también provocada por factores externos, como el
estrés, la sobrecarga laboral, la hiperactividad o el sobreentrenamiento
deportivo. Esta astenia se presenta con carácter leve durante épocas de cambio
estacional como es ahora en la primavera y además de los síntomas expuestos con
anterioridad pueden sufrirse transtornos del sueño y del apetito, pero aunque
sea bastante común su incidencia suele remitirse en pocos días.
Las pautas para afrontarla es dormir lo
necesario, practicar ejercicios que nos promuevan relajación, también hacer
otro tipo de ejercicios en los que desarrollemos actividad y seguir una
alimentación a base de alimentos que nos den energía.
Patricia
Catalá
Orienta
psicólogos
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