25 d’abr. 2013

DESCUBRIR NUESTRA PERSONALIDAD


Ningún ser humano es igual a otro. Cada personalidad individual es el resultado final de una interacción entre un conjunto de factores biológicos y del entorno.

Consideramos que la personalidad es un patrón consistente de rasgos cognitivos, afectivos y conductuales, esto significa una forma de pensar, sentir y comportarnos de una manera más o menos habitual o parecida en  determinadas situaciones, momentos y personas…las personas podemos sufrir desajustes en nuestra personalidad, llamando a esto “trastorno de la personalidad”.

Estas características que se repiten en cierto tipo de personas, han llevado a los psicólogos a agruparlas como tipos de personalidades. De este modo, existirían diferentes tipos de personalidades, entendiendo que el nombre de cada estilo de personalidad obedece al rasgo central presentado en la persona.

Algunos tipos o Estilos de Personalidad:
. Personalidad Depresiva
. Personalidad Obsesiva
. Personalidad Histérica
. Personalidad Narcisista


Personalidad Depresiva: se caracteriza porque tiene en su sí mismo, en términos de identidad y autoestima, un exagerado y distorsionado énfasis en las relaciones interpersonales como fuente de valoración. La persona que la padece sufre en que su estabilidad depende de la valoración de los otros.

Personalidad Obsesiva: Se observa un carácter obsesivo con síntomas que aparecen a nivel del cuerpo, la conducta y el pensamiento. En el cuerpo aparecen compulsiones de limpieza, en la conducta compulsiones tipo rituales y en el pensamiento a través de ideas obsesivas.

Personalidad Narcisista: esta personalidad tiene una imagen sobrevalorada de sí mismo pero centrada, su comportamiento y acción, en la necesidad de lograr admiración de los demás. Puede incluso aparecer el elemento de grandiosidad como una cáscara que si se rompe y la persona tiende a deprimirse al ver el vacío.

Se considera que una persona sufre un trastorno de la personalidad cuando presenta inflexibilidad para adaptarse, frágil ante la presión externa y tendencia a intensificar las dificultades que se le presentan.

La mayor parte de las personas con un trastorno de la personalidad no sienten la necesidad de tratamiento; si se realiza terapia se destaca repetidamente las consecuencias indeseables de la forma de pensar y de comportarse de la persona, algunas veces se fijan límites a este comportamiento y también repetidamente enfrenta a la persona con la realidad. Resulta útil y a menudo esencial la implicación de la familia de la persona afectada, también pueden ser útiles las terapias de grupo y familiares, vivir en grupo en residencias especializadas y la participación en clubes sociales terapéuticos o en grupos de autoayuda.



Patricia Catalá
Orienta psicólogos








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