Ningún ser humano es
igual a otro. Cada personalidad individual es el resultado final de una
interacción entre un conjunto de factores biológicos y del entorno.
Consideramos que la
personalidad es un patrón consistente de rasgos cognitivos, afectivos y
conductuales, esto significa una forma de pensar, sentir y comportarnos de una
manera más o menos habitual o parecida en
determinadas situaciones, momentos y personas…las personas podemos
sufrir desajustes en nuestra personalidad, llamando a esto “trastorno de la
personalidad”.
Estas características
que se repiten en cierto tipo de personas, han llevado a los psicólogos a
agruparlas como tipos de personalidades. De este modo, existirían diferentes
tipos de personalidades, entendiendo que el nombre de cada estilo de
personalidad obedece al rasgo central presentado en la persona.
. Personalidad Depresiva
. Personalidad Obsesiva
. Personalidad Histérica
. Personalidad Narcisista
Personalidad Depresiva: se caracteriza porque tiene en su sí mismo, en términos de identidad y autoestima, un exagerado y distorsionado énfasis en las relaciones interpersonales como fuente de valoración. La persona que la padece sufre en que su estabilidad depende de la valoración de los otros.
Personalidad Obsesiva: Se observa un carácter obsesivo con síntomas que aparecen a nivel del cuerpo, la conducta y el pensamiento. En el cuerpo aparecen compulsiones de limpieza, en la conducta compulsiones tipo rituales y en el pensamiento a través de ideas obsesivas.
Personalidad Narcisista: esta personalidad tiene una imagen sobrevalorada de sí mismo pero centrada, su comportamiento y acción, en la necesidad de lograr admiración de los demás. Puede incluso aparecer el elemento de grandiosidad como una cáscara que si se rompe y la persona tiende a deprimirse al ver el vacío.
Se considera que una
persona sufre un trastorno de la personalidad cuando presenta inflexibilidad
para adaptarse, frágil ante la presión externa y tendencia a intensificar las
dificultades que se le presentan.
La mayor parte de las personas con un trastorno de la
personalidad no sienten la necesidad de tratamiento; si se realiza terapia se destaca
repetidamente las consecuencias indeseables de la forma de pensar y de
comportarse de la persona, algunas veces se fijan límites a este comportamiento
y también repetidamente enfrenta a la persona con la realidad. Resulta útil y a
menudo esencial la implicación de la familia de la persona afectada, también pueden
ser útiles las terapias de grupo y familiares, vivir en grupo en residencias
especializadas y la participación en clubes sociales terapéuticos o en grupos
de autoayuda.
Patricia
Catalá
Orienta
psicólogos
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