En
nuestra sociedad y debido a nuestro ritmo frenético, parece que cada vez nos
aislemos más unos de otros, y nos comuniquemos menos. Es cierto que cada vez
hay más herramientas y avances tecnológicos a nuestro alcance que nos permiten
estar más en contacto como Internet, mail, móvil etc…pero desde la distancia,
estando mediada esta comunicación interpersonal por la tecnología, y sí nos
permite estar más en contacto pero sin vernos, esto es lo que nos da la
sensación de incomunicación, en definitiva las personas estamos más accesibles
pero menos disponibles.
Según
psicólogos expertos en comunicación interpersonal, afirman que la base de la
comunicación humana se asienta en la capacidad de empatizar, esto significa la
capacidad que tenemos de interpretar e incluso de sentir lo mismo que los
demás, observando el movimiento, los gestos y las expresiones de la persona con
la que estamos hablando.
Para
podernos comunicar y comprendernos entonces, tenemos que estar en frente el uno
del otro, cuando esto lo restringimos porque estamos comunicándonos vía mail o
chateando, perdemos parte de la información que se nos transmite, seguramente
la más relevante.
Si
bien es cierto que tenemos que aprovechar la tecnología para comunicarnos no
debemos quedarnos solo con la información que se nos transmite desde ella,
puesto que merma nuestra capacidad de vincularnos con los demás y de llegar a
un punto común.
Es
posible,
que debido a la cantidad de información que recibimos actualmente desde
los diversos medios, sin poder llegar a
atenderla toda, sentimos esta sensación de incomunicación, cuando lo que
deberíamos hacer es discriminar esta información que nos llega, para poder
atender aquella que nos interese con mayor disponibilidad personal, poniendo
atención y predisposición de escucha activa. Esto es reorganizar nuestra
disponibilidad personal hacia aquella comunicación que consideramos importante
para nosotros en este momento, y tratar de entenderla, porque en definitiva no
falla la comunicación, sino la interpretación de lo que se dice.
Por
esto es importantísimo ponerle voluntad de explicarse y ganas de entenderse, en
resumen ganas de comprenderse, siendo conscientes que la otra persona ni piensa
de la misma manera, ni jerarquiza sus creencias en el mismo orden, ni siente,
ni se expresa igual que nosotros; por lo que será imprescindible atender tanto
a su lenguaje no verbal ( gestos, movimientos corporales, tono de la voz) como
a las palabras que utiliza para explicarse, puesto que con ellas describimos
nuestro mundo interno.
En
el fondo esto es la comunicación, saber del otro más, llegar hasta él y
vincularnos.
Patricia Catalá
Orienta psicólogos