Los que nos hemos convertido en adultos y
estamos entre los 35 y 45 años hemos alcanzado la madurez para encontrarnos en
un cambio de desempeño de responsabilidades respecto a nuestras familias;
estamos en el momento de criar a nuestros hijos y de apoyar a nuestros padres
que posiblemente estén jubilados y en edades de cambio respecto a sus estilos
de vida. Estas nuevas facetas que entran en nuestra cotidianeidad cambian la
forma de vivir hasta ahora y si somos conscientes podremos buscar a través del
diálogo momentos en los que tengamos puntos de encuentro más que distancia e
incomprensión; pero, ¿qué difícil es esto actualmente? Porque ¿de dónde saco el
tiempo, si voy muy liado con mi trabajo y…además ¿ cómo voy a entenderme con mi
padre o él conmigo si toda la vida nos hemos llevado mal, y sobretodo el hecho
de dialogar de sentarnos y saber hablar entre nosotros, sin terminar en
discusión o en incomprensión…
En definitiva esto es un problema generacional
que siempre lo vamos a sufrir y viene de años…os propongo el ampliar vuestros
puntos de vista respecto a vuestros hijos, y a los hijos ya adultos, también os
ofrezco una manera de pensar y ver a vuestros padres más adecuada según sus
tiempos…
El
período de la adultez o adultos maduros lo que somos
muchos de nosotros se caracteriza por tener responsabilidades laborales, haber
llegado a consolidar nuestro trabajo y estar a un nivel bueno de desempeño y
reconocimiento en el mundo laboral, nos sentimos que tenemos la responsabilidad
del mundo, es decir, que somos los activos en la sociedad, los que tomamos las
decisiones en muchas áreas empezando por la laboral, la familiar, nos sentimos
capaces de educar a nuestros hijos que están empezando a crecer y a ser
adolescentes con todos los conflictos y problemas que lleva esto…pero nos
sentimos capaces y decidimos ante aquello que se nos va presentando, la
inseguridad no nos permitiría continuar tomando las iniciativas…
Con
respecto a nuestros padres quizá estén jubilados y hayan entrado en la fase de
madurez tardía dónde necesiten acoplarse a un nuevo
estilo de vida ante el cambio que supone el dejar de trabajar, jubilarse y
tener que adaptarse a unos ingresos económicos un tanto menores, también el cuidado
que necesitan por padecer ciertas enfermedades o ser más propensos a ellas,
afrontar la muerte del cónyuge…es cierto que actualmente el hecho de que hayan
más adelantos médicos, comodidades y cuidados de la salud hace que las personas
vivamos más, y cada vez se alarga más
este conflicto generacional de cambio de papeles ( responsabilidades) entre
padres e hijos.
Los padres jubilados tienen que tomar el papel
de mentores como nexo con la generación más joven, si no les aceptamos sus
consejos puede que se aislen, ensimismen, estacándose y apartándose del flujo
de la vida. Ellos continuan siendo el cabeza formal de la familia; Pero sin
olvidar que es el joven quién decide, toma la iniciativa, y lo pone en marcha
puesto que es él quién se encuentra en el papel activo.
Es crucial que para realizar bien este
intercambio generacional lo hagamos pensando en lo que le sucede al otro, ponerse en nuestro nuevo papel y aceptarlo
por unos y otros, el asumir esta inversión de papeles es parte inevitable del
ciclo de la vida, la nueva relación debe llevarse dialogando y con comprensión
por ambas partes, si no puede generarnos resentimiento, sufrimiento e
incomunicación, esto no nos permitiría realizar el intercambio generacional de
experiencias y saberes que es también esencial para comprender la vida.
Patricia
Catalá
Orienta
psicólogos
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