
Actualmente, “conducimos como vivimos” es
decir compitiendo, cuando subimos a
nuestro coche y nos disponemos a circular por esas carreteras que son de todos
y donde existen unas normas y reglas de circulación, parece que sintamos la
necesidad de desahogar ciertas ansiedades o nerviosismo que me han provocado en
el trabajo o en casa y que desato al volante gritando a uno, insultando a otro
y conduciendo de manera poco prudente para mi y los demás. Es evidente que para
que se reaccione de una manera agresiva tiene que haber algo que la
desencadene, pero muchas de las veces esta reacción agresiva viene determinada
por algo subjetivo, es decir, algo que me agita interiormente y que necesito
sacar, pero ¿ por qué mientras conduzco?, los psicólogos expertos en tráfico
dicen que dentro de nuestro habitáculo nos sentimos fuertes, protegidos,
seguros y somos capaces de desafiar desde allí, lo que nos hace transgredir lo
común de las vías de circulación, carreteras, ciudades, autopistas etc…es
cierto el coche es mío, pero los lugares por donde he de circular son de todos,
tenemos que aprender a respetar, tener paciencia y ser más conscientes de los
peligros que tenemos cuando no
mantenemos la normativa de circulación…
¿Qué podemos hacer? Nuestros pensamientos son
la clave, cuando nos sucede algo lo primero que hacemos es “ interpretarlo” si
la interpretación que elaboramos es amenazante para nosotros entonces desencadenamos
síntomas físicos como respiración acelerada, temblor de manos, sudor, empezamos
a decir lo que pensamos y podemos seguir gritando e insultando…para empezar a
controlar esto lo podemos dejar pasar unos minutos, respirando hondo, no
precipitarnos en juzgar la situación, puesto que cuando mi cuerpo está
acelerado y excitado mis pensamientos no son reales sino que tienden a ser más
pesimistas y agresivos o amenazantes…cuando se hace referencia a los accidentes
de tráfico y al factor humano que los puede provocar, entre varios de los
desencadenantes como los despistes, los excesos en las comidas, el alcohol, encontramos
las prisas, el estrés , el nerviosismo, la agresividad al volante…las personas
más impulsivas y con poco autocontrol son las más proclives a sufrir y a
desencadenar accidentes por agresividad…es cierto que muchas de las situaciones
que nos encontramos al conducir como atascos por falta de recursos, retenciones
por obras, malas condiciones por el tiempo, accidentes, falta de aparcamiento,
pueden desencadenar en nosotros ira, rabia y agresividad…hemos mitificado el coche ahora ya no es lo que era... con el coche
llegaba volando a los sitios, hoy ya no! Con el coche me puedo desplazar
pero poco a poco y con paciencia si es dentro de la ciudad….cuando no sucede
así, y cada vez me da más miedo el tráfico, sufro angustia, ansiedad cuando voy
en coche o he sufrido algún accidente o altercado al conducir que me paraliza y
no me deja seguir mi conducción como antes, puedo empezar a padecer “Amaxofobia
o miedo a conducir”…empecemos a regularizar nuestros pensamientos y a
adecuarlos a la realidad de nuestro tráfico actual…cuando nos subimos al coche
tenemos que darnos “paciencia, calma y serenidad”.
Patricia
Catalá
Orienta
psicólogos
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Inteligencia Emocional
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Hola Patricia:
ResponEliminaEl artículo refleja la realidad de la conducción al volante o por lo menos en mi caso. Yo he pitado, me he cabreado, he discutido dentro del habitáculo sin que nadie me oyera, he ido enfurecida,... y así un no parar. Pero, ¿puede influir el clima y la forma de actuar en la conducción? Actualmente resido a unos miles de km de mi ciudad natal dónde aprendí a conducir y aquí descubrí que en carretera ya no me cabreo, ni pito, ni insulto, ni increpo, ni lanzo improperios con las ventanillas cerradas, ni me estreso,... Y la conducción aquí es caótica pero tolerante. La gente aquí no sufre de estrés ni se acaloran, la vida es relajada, es un concepto distinto de entender la inmediatez. Pero mi mayor sorpresa (quizás la de mi madre que me acompañaba aquel día) fue que al regresar a casa por vacaciones, coger el coche y emprender ruta, ya no hacía todas esas cosas que relatas, mi conducción se ha vuelto relajada, paciente y tolerante.
Gracias por el artículo, voy a pasarlo a todos los que residimos aquí y nos dimos cuenta que nuestra conducción en cuestión de meses había cambiado.