Los valores nos hacen más humanos y más libres. Es
importante que tengamos presente que la escala de valores y creencias de cada
persona es lo que va a determinar su forma de pensar y su forma de
comportarse. Es posible que la quiebra de algunos de los valores humanos esté
mermando la madurez de las personas y esté fomentando que la gente se deje
llevar más por las modas, por el materialismo, y se encuentre más vacía y con
inseguridades. El tener un sistema de valores sólido y claro nos ayuda a saber
quiénes somos, a dónde vamos, qué queremos y qué medios o herramientas nos
pueden conducir al logro fundamental de nuestra existencia, pudiendo disfrutar
de un bienestar emocional, uno de los elementos esenciales para sentirnos con
calidad de vida.
Posiblemente en el proceso de maduración de nuestra sociedad
hayamos pasado de educar con un modelo de autoritarismo, poco proclive a las
explicaciones y menos aún a escuchar al niño o joven, a una mayor permisividad y
se estima que quizá tardemos toda una generación en recuperar la autoridad
dialogante, una autoridad que fija y marca límites justos, razonables y
negociables, necesarios para el aprendizaje de la libertad personal y la
convivencia social. Necesitamos una vuelta de tuerca. Se trata de que cada uno
de nosotros asuma la parte de responsabilidad que nos corresponde en la
educación en esos valores. Pero sólo en la medida en que vivamos los valores
que queremos trasmitir conseguiremos el objetivo, porque educar es,
fundamentalmente, comunicar a través del ejemplo, trasmitir actitudes y
comportamientos. No olvidemos nunca que ante los educandos somos sus modelos. Reflexiona sobre el ejemplo que tú das.
Patricia Catalá
Orienta psicólogos
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