Si quieres que tu relación de pareja funcione, hay
una serie de premisas que tienes que comprender e intentar llevar a la
práctica.

Deja que tu pareja influya sobre ti, al igual que tú
deseas influir en tu pareja. Ten en cuenta que influencia no es lo mismo que
control o dominancia. La influencia es algo que eliges voluntariamente cuando
aceptas una sugerencia de otra persona o cuando haces un cambio en tu
comportamiento tras una petición; acepta sus criticas no te enfurezcas y entres
en la dinámica de sentirte ofendido. Intenta centrarte en la parte constructiva
de la crítica y no en la negativa, la crítica es en realidad una petición de
cambio por parte de la otra persona hacia ti, y no necesariamente intenta
herirte.
Expresa tu cariño y aprecio, se detallista, hazle
cumplidos, exprésale lo que sientes por él o ella; incluso si hace algo que te
desagrada, intenta buscar aquello que si te agrada para expresarlo desde lo
positivo.
No establezcas relaciones de dependencia, dale autonomía
a tu pareja, sin entrar en el miedo al abandono. Si piensas
que amas tanto a tu pareja que te morirías si te dejase y sientes celos a
menudo o ansiedad ante la posibilidad de un abandono, en realidad no sientes amor,
sino dependencia. Empieza a pensar que sí podrías superarlo, que puedes vivir
sin esa persona y sin pareja, como hace tanta gente, y que podrías encontrar a
alguien de quien volver a enamorarte.
Es posible que si tienes en cuenta estas pequeñas
cosas, y las intentas poner en marcha, la relación funcionará mejor. Es
importante creer que el cambio o la evolución de la pareja empieza por uno
mismo.
Patricia
Catalá
Orienta
psicólogos
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